lunes, 31 de marzo de 2008

POSEIDO DEL ALBA

El alba me sorprenderá
con la vista sumergida en el mar
donde van los colores a la cerrazón

Estas son las luces que nacen y mueren
ya no quedan más amigos de lo eterno

El cielo con violencia se da
puede chuparte la energía total
y si el cielo te busca no tenés que estar

Soy un ángel de hambres muy bien reales
soy tan frágil que tengo com vos, que
transformarme

Hoy te quiero proponer
que mires en tu mar, mar cerebral
porque yo se

Mar, masa de mar lo que yo se
mar, masa de mar lo que yo se

Si no, bajo esta piel antigua
yo ya no voy a estar...

Luis Alberto Spinetta

APAISEMENT

Tus ojos y mis ojos se contemplan
en la quietud crepuscular.
Nos bebemos el alma lentamente
y se nos duerme el desear.

Como dos niños que jamás supieron
de los ardores del amor,
en la paz de la tarde nos miramos
con novedad de corazón.

Violeta era el color de la montaña.
Ahora azul, azul está.
Era una soledad el cielo. Ahora
por él la luna de oro va.

Me sabes tuyo, te recuerdo mía.
Somos el hombre y la mujer.
Conscientes de ser nuestros nos miramos
en el sereno atardecer.

Son del color del agua tus pupilas:
del color del agua del amar.
Desnuda, en ellas se sumerge mi alma,
con sed de amor y eternidad.

Manuel Magallanes Moure

CASA CON DOS PUERTAS


¡Oh casa con dos puertas que es la mía,
casa del corazón vasta y sombría
que he visto en el desfile de los años
llena aveces de huéspedes extraños,
y otras veces -las más-, casi vacía!...

Casa que en los risueños
instantes de la vida, miró absorta
la fila interminable de los sueños,
de arribo fácil y de instancia corta...

¡Cuán raro fue el viador que en la partida
dejó, para los tránsitos futuros,
una hoguera encendida
en la piadosa puerta de salida
o una noble inscripción sobre los muros!

Los más dejaron, alfulgor incierto
de un prematuro ocaso,
algún jiron en el umbral desierto,
el alma errante de algún himno muerto
o un desgaste de piedras a su paso.
Solo al silencio de la paz nocturna,
prende su lamparilla taciturna
huésped desconocido...
Y se pregunta mi inquietud cobarde
si es un cansado amor que llegó tarde
o es un viejo dolor que no ha salido.

Enrique Gonzalez Martinez

A TI ÚNICA


Un poco de cielo y un poco de lago
donde pesca estrellas el grácil bambú,
y al fondo del parque, con íntimo halago,
la noche que mira como miras tú.

Florece en los lirios de tu poesía,
la cándida luna que sale del mar.
Y en flébil delirio de azul melodía,
te infunde una vaga congoja de amar.
Los dulces suspiros que tu alma perfuman,
te dan, como a ella, celeste ascensión.
La noche...tus ojos...un poco de Schumann...
y mis manos llenas de tu corazón.


Leopoldo Lugones

ASÍ FUE


Lo sentí; no fue una
separación, sino un desgarramiento;
quedó atónita el alma, y sin ninguna
luz, se durmió en la sombra el pensamiento.

Así fue; como un gran golpe de viento
en la serenidad del aire. Ufano,
en la noche tremenda,
llevaba yo en la mano
una antorcha con que alumbraba la senda,
y que de pronto se apagó: la oscura
acechanza del mal y el destino
extinguió así la llama y mi locura.

Ví un árbol a la orilla del camino,
y me senté a llorar mi desventura.
Así fue, caminante
que me contemplas con mirada absorta
y curioso semblante.

Yo estoy cansado, sigue tú adelante;
mi pena es muy vulgar y no te importa.
Amé, sufrí, gocé, sentí el divino
soplo de la ilusión y la locura;
tuve la antorcha, la apagó el destino,
y me senté a llorar mi desventura
a la sombra de un árbol del camino.

Luis G. Urbina

VERSOS DE OTOÑO


Cuando mi pensamiento va hacia ti, se perfuma;
tu mirar es tan dulce, que se torna profundo.
Bajo tus pies desnudos aún hay blancor de espuma,
y en tus labios compendias la alegría del mundo.

El amor pasajero tiene el encanto breve,
y ofrece un igual término para el gozo y la pena.
Hace una hora que un nombre grabé sobre la nieve;
hace un minuto dije mi amor sobre la arena.

Las hojas amarillas caen en la alameda,
en donde vagan tantas parejas amorosas.
Y en la copa de Otoño un vago vino queda
en que han de deshojarse, Primavera, tus rosas.

RUBEN DARIO

domingo, 30 de marzo de 2008

domingo, 23 de marzo de 2008

DESPEDIDA


Me despido de este país.
Me despido de mis amigos,
de mis enemigos.
Amigos.
Sólo quiero recordarles
que no dejen de ser
mis amigos.
Sólo quiero recordarles
que no me olviden
a la marcha del tiempo,
a la marcha del tren
en que me vaya
que borran las huellas de la
amistad lejana.


Marcelo Ariel Gelman Schubaroff
Detenido desaparecido el 24/8/76

TRES


Sentarse a escribir y pensar en algo
en muchos algos a la vez
pensar en lo que fue
pensar en lo que viene y que deja ya de serlo
pensar en todo eso
en lo que fue en lo que es en lo que está siendo
pensar en todo y en todos
pensar en vos muchacha lejana
pensar en el amor
pensar en el dolor
pensar en la soledad
pensar en la tristeza
pensar en la alegría de vivir
pensar en algo que te llene y te rebalse
en lo que te puede llegar
en algo que te contemple y te incluya
pensar en Dios
y muchas veces dudar
pensar en todo eso
y muchas veces querer morir
y muchas veces querer seguir viviendo siempre
ahora estoy en eso.


Carlos Aiub

Detenido desaparecido 10 de junio 1977

Llamado de adentro,
grito de charco,
un montón de dolores ancestrales
que te estallan más allá de la garganta.

Llamado de solo,
grito de espanto,
un montón de antiguos rencores
que te provocan más acá de la injusticia.

Llamado de buscar,
grito de querer,
un montón de manos que dibujan direcciones
que te llevan más adentro de los todos.

Llamado de señal,
grito de poder,
un montón de pechos que se juntan
que te aprietan más o menos al centro del clamor.

Llamado de lucha,
grito de guerra,
un montón de fusiles que se encrespan
que te llevan de golpe a la revuelta.

Luis Fabbri
Detenido Desaparecido en 1977

TRES PORTUGUESES
BAJO UN PARAGUAS
(SIN CONTAR EL MUERTO)
-1-
El primer portugués era alto y flaco.
El segundo portugués era bajo y gordo.
El tercer portugués era mediano.
El cuarto portugués estaba muerto.
-2-
-¿Quién fue? -preguntó el comisario Jiménez.
a.. Yo no -dijo el primer portugués.
b.. Yo tampoco -dijo el segundo portugués.
c..Ni yo -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto.
-3-
Daniel Hernández puso los cuatro sombreros sobre el escritorio.
El sombrero del primer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del segundo portugués estaba seco en el medio.
El sombrero del tercer portugués estaba mojado adelante.
El sombrero del cuarto portugués estaba todo mojado.
-4-
-¿Qué hacían en esa esquina? -preguntó el comisario Jiménez.
a.. Esperábamos un taxi -dijo el primer portugués.
b.. Llovía muchísimo -dijo el segundo portugués.
c.. ¡Cómo llovía! -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués dormía la muerte dentro de su grueso sobretodo.
-5-
-¿Quién vio lo que pasó? -preguntó Daniel Hernández.
a.. Yo miraba hacia el norte -dijo el primer portugués.
b.. Yo miraba hacia el este -dijo el segundo portugués.
c.. Yo miraba hacia el sur -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba muerto. Murió mirando al oeste.
-6-
-¿Quién tenía el paraguas? -preguntó el comisario Jiménez.
a.. Yo tampoco -dijo el primer portugués.
b.. Yo soy bajo y gordo -dijo el segundo portugués.
c.. El paraguas era chico -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués no dijo nada. Tenía una bala en la nuca.
-7-
-¿Quién oyó el tiro? -preguntó Daniel Hernández.
a.. Yo soy corto de vista -dijo el primer portugués.
b.. La noche era oscura -dijo el segundo portugués.
c.. Tronaba y tronaba -dijo el tercer portugués.
El cuarto portugués estaba borracho de muerte.
-8-
-¿Cuándo vieron al muerto? -preguntó el comisario Jiménez.
a.. Cuando acabó de llover -dijo el primer portugués.
b.. Cuando acabó de tronar -dijo el segundo portugués.
c.. Cuando acabó de morir -dijo el tercer portugués.
Cuando acabó de morir.
-9-
-¿Qué hicieron entonces? -preguntó Daniel Hernández.
a.. Yo me saqué el sombrero -dijo el primer portugués.
b.. Yo me descubrí -dijo el segundo portugués.
c.. Mi homenaje al muerto -dijo el portugués.
Los cuatro sombreros sobre la mesa.
-10-
a.. Entonces ¿qué hicieron? -preguntó el comisario Jiménez.
b.. Uno maldijo la suerte -dijo el primer portugués.
c.. Uno cerró el paraguas -dijo el segundo portugués.
d.. Uno nos trajo corriendo -dijo el tercer portugués.
El muerto estaba muerto.
-11-
a.. Usted lo mató -dijo Daniel Hernández.
b.. ¿Yo señor? -preguntó el primer portugués.
c.. No, señor -dijo Daniel Hernández.
d.. ¿Yo señor? -preguntó el segundo portugués.
e.. Sí, señor -dijo Daniel Hernández.
-12-
-Uno mató, uno murió, los otros dos no vieron nada -dijo Daniel Hernández.
Uno miraba al norte, otro al este, otro al sur, el muerto al oeste. Habían convenido en vigilar cada uno una bocacalle distinta para tener más posibilidades de descubrir un taxímetro en una noche tormentosa.
"El paraguas era chico y ustedes eran cuatro. Mientras esperaban, la lluvia les mojó la parte delantera del sombrero."
"El que miraba al norte y el que miraba al sur no tenían que darse vuelta para matar al que miraba al oeste. Les bastaba mover el brazo izquierdo o derecho a un costado. El que miraba al este, en cambio, tenía que darse vuelta del todo, porque estaba de espaldas a la víctima. Pero al darse vuelta, se le mojó la parte de atrás del sombrero. Su sombrero está seco en el medio, es decir, mojado adelante y atrás. Los otros dos sombreros se mojaron solamente adelante, porque cuando sus dueños se dieron vuelta para mirar el cadáver, había dejado de llover. Y el sombrero del muerto se mojó por completo al rodar por el pavimento húmedo."
"El asesino usó un arma de muy reducido calibre, un matagatos de esos con que juegan los chicos o que llevan algunas mujeres en sus carteras. La detonación se confundió con los truenos (esa noche hubo una tormenta eléctrica particularmente intensa). Pero el segundo portugués tuvo que localizar en la oscuridad el único punto realmente vulnerable a un arma tan pequeña: la nuca de su víctima, entre el grueso sobretodo y el engañoso sombrero. En esos pocos segundos, el fuerte chaparrón le empapó la parte posterior del sombrero. El suyo es el único que presenta esa particularidad. Por lo tanto es el culpable.."
El primer portugués se fue a su casa.
Al segundo no lo dejaron.
El tercero se llevó el paraguas.
El cuarto portugués estaba muerto.
Muerto.


Rodolfo Walsh
Detenido desaparecido El 25 de marzo de 1977

AMARLA ES DIFICIL


Es buena, cuando duerme;
el calor de su cuerpo es un puñal de vidrio
que remonta los sueños.

Cuando calla, es buena
y su voz una premonición olvidada y peligrosa
que arruina el silencio.

Cuando grita o llora
o se lamenta o se divierte o se cansa,
nada puede contener
este dolor alegre que envenena
mis sueños y mi soledad.
Por eso es difícil pensar
en ella, en su cara bondadosa;
abandonarse; por eso
es una cobardía retenerla
y dejarla ir, una pavorosa crueldad.
A veces, cuando lo pienso,
no se qué hacer con ella,
con este destino luminoso.

Francisco Urondo
Detenido-desaparecido en junio de 1976

SOLO DIGO COMPAÑEROS

sábado, 15 de marzo de 2008

EL NIÑO, EL PERRO Y EL MILAGRO


Por el cielo de los perros,
va mi perro cojo con su muleta de plata...

Junto al cielo de los perros,
un cielo lleno de acacias,
y de niños y de madres
y de cantos y de hadas.

Pero había un niño triste,
cara de ausencia y nostalgia,
siempre solo siempre serio,
a punto siempre de lágrimas.

Un niño con una mano, inútil, seca sin alma.
Ay que infierno diminuto era aquella mano lacia.

Y desde su cielo el niño,
siempre asomado a la tapia,
miraba a mi perro cojo con una triste mirada:
miraba a mi pero cojo y al mirarlo recordaba . . .

Un día en una placita,
un perro de pobre casta,
una apuesta de buen tino,
un silbido una pedrada . . .
y un aullido que se aleja . . .
y el perro, rota una pata.

¡ Que frío remordimiento sentía en su mano lacia!

Y mientras tanto en su cielo,
mi perro jugueteaba,
con un angelillo cojo,
que era el ángel de su guarda.

Hasta que un día, jugando,
llegaron hasta la tapia,
donde estaba el niño triste a punto siempre de lágrimas.

Dejó de jugar mi perro con el ángel de su guarda:
se quedó quieto un momento,
las orejas levantadas,
luego afianzó la muleta se apoyó sobre la tapia,
y miró al niño, con una larga y antigua mirada.

Y el perro mirando al niño,
recordaba . . . recordaba . . .

Un día en una placita,
sed y hambre de semanas,
un niño la mano en alto,
un silbido, una pedrada
y un golpe en su pata y sangre,
sangre ya en su inútil pata.

El niño por un instante,
miedo y mas miedo la cara,
fría la carne y dudando,
si aquella fija mirada,
era olvido era perdón,
o acusación o amenaza.

Quedó inmóvil esperando,
ladridos y dentelladas.
Pero los perros no saben de rencores ni venganzas.

Por eso mi perro cojo,
olvidando la pedrada,
se echó atrás,
tomó carrera,
salvó de un salto la tapia,
y agachando las orejas,
y amansando la mirada
y multiplicando mimos
y abanicando palabras,
con los ojos,
con los dientes,
con el rabo,
con las patas,
empezó a lamer la mano,
inútil, seca, sin alma.

La lengua del perro fue para aquella mano lacia,
como un reguero de vida,
como un reguero de savia.
Y el niño sintió, que gozo,
que en la mano le brotaba,
como un arroyo de vida,
como un arroyo de savia
y que los tendones muertos de pronto resucitaban.

Satisfecho del milagro,
rabo alegre,
orejas gachas,
regresó el perro a su cielo,
pura cojera de gracia.

El niño le dijo adiós.
Y al despedirlo lloraba,
abanicando en el aire,
la mano resucitada.
Y el perro le dijo adiós, con la muleta de plata.

Manuel Benítez Carrasco

EL ANGEL GUARDIÁN


Es verdad, no es un cuento;
hay un Ángel Guardián
que te toma y te lleva como el viento
y con los niños va por donde van.

Tiene cabellos suaves
que van en la venteada,
ojos dulces y graves
que te sosiegan con una mirada
y matan miedos dando claridad.

(No es un cuento, es verdad.)

El tiene cuerpo, manos y pies de alas
y las seis alas vuelan o resbalan,
las seis te llevan de su aire batido
y lo mismo te llevan de dormido.
Hace más dulce la pulpa madura
que entre tus labios golosos estruja;
rompe a la nuez su taimada envoltura
y es quien te libra de gnomos y brujas.

Es quien te ayuda a que cortes las rosas,
que están sentadas en trampas de espinas,
el que te pasa las aguas mañosas
y el que te sube las cuestas más pinas.

Gabriela Mistral

ABANDONO Y FANTASMAS


Ay que ay qué dolor qué dolor llanto
de siniestro denuedo
de honda entera
luz de sombra desgarrada al salirse
al irse corazón al diablo
al negro.
Hay mucho qué temer. Hay ay más duelo
hay más triste esperar que ayer había
muertes chicas y grandes
en un rincón debajo
de una silla o más lejos
en el cuarto de al lado
en lo oscuro del miedo.
Alguien llama
ven ya
un reptante un alado
una sombra mujer ansianhelante
un hombre
un animal obsceno
una especie sombría
un ser de celo y miedo
un qué
un armatoste
haciéndose pasar por tu causa de llanto
por un fantasma amado
que de pena y espanto abrasaría.


Idea Vilariño

sábado, 8 de marzo de 2008

LA LLUVIA


Bruscamente la tarde se ha aclarado
Porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
Que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
El tiempo en que la suerte venturosa
Le reveló una flor llamada rosa
Y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
Alegrará en perdidos arrabales
Las negras uvas de una parra en cierto

Patio que ya no existe. La mojada
Tarde me trae la voz, la voz deseada,
De mi padre que vuelve y que no ha muerto.


Jorge Luis Borges

TU ME QUIERES BLANCA


Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue
corola cerrada.
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.

Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tu que em los jardines
negros Del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
nó sé todavia
por cuales milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone)
me pretendes casta
(Dios te lo perdone)
me pretendes alba!

Huye hacia los bosques
vete a la montaña
límpiate la boca
vive en las cabañas
toca con las manos
la tierra mojada
alimenta el cuerpo
con raíz amarga
bebe de las rocas
duerme sobre escarcha
renueva tejidos
con salitre y água
habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca
preténdeme nívea
preténdeme casta.

NIÑO CAMPESINO


La choza enclenque y parda lo acunaba en su puerta
con el orgullo ingenuo de las ramas torcidas
que tremolan al viento la flor que les nació.

Era un niño terroso que miraba el barranco.
Era un niño harapiento
con los ojos inmutables del indio
y los rasgos ariscos del negro.
Uno cualquiera de los cien mil niños
que nacen en las chozas marchitas de mi tierra.

Yo me detuve ante la puerta
y el niño de la choza
arranco su mirada impasible del barranco
para fijarla en mi.

Yo le dije:
--¿Estás solo?
Y el habló con la voz candenciosa del indio:
--Las flores del barranco son amigas.

(Era un niño poeta.
Yo lo había presentido en los ojos profundos.)

--¿Pero no tienes miedo?
Y él habló con la voz jactanciosa del negro:
--Yo soy el macho, ¿sabe?
Mi hermanita se jué con mamá a cortar leña.

(Era un niño valiente
Yo lo había presentido en los rasgos audaces.)

Despues le hablé del palpitar del río,
del verde hecho ternura en la hondonada
y del verde bravío de la montaña.
Él me dijo que amaba el sonido del viento
y el azul valeroso de los cielos desnudos
y el canto y el plumaje de los pájaros.

(Era un niño pintor,
o músico,
o poeta.)

Sirviome agua de la tinaja grande
y cuando me marchaba
me tendió la sonrisa fraterna de los negros.

Y se quedo mirando su paisaje
y aferrado a su choza
como la flor al árbol.

Yo descendí la cuesta
desbandando mi palomar de angustias
por los niños poetas,
por los niños pintores,
por los niños artistas
que nacen en las chozas marchitas de mi tierra
y se quedan mirando los barrancos
para toda la vida.
Por la obra que nunca ha de nacer
porque están en el mundo con las manos cortadas
esos niños terrosos de las chozas marchitas.

MIGUEL OTERO SILVA

LA FORMA


Dios sigue haciendo piedras y animales
con las antiguas formas de la vida.
Sigue poniendo pájaros iguales
sobre la misma tierra repetida.

Pero para la voz recién nacida
todas las cosas son originales,
y al cantar las descubre sorprendida,
desde su cárcel, desde sus umbrales.

Si estoy en medio de la noche y siento
que otra vez vuelven con la primavera
la renovada antigüedad del viento

y la luna que vi por vez primera,
muero, pero renazco al otro día,
húmeda de reciente alfarería.

sábado, 1 de marzo de 2008

FAREWELL



Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.

Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas un día.

Yo no lo quiero, Amada.

Para que nada nos amarre
que no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron tus palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.

Amo el amor de los marineros
que besan y se van.

Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera:
los marineros besan y se van.

(Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar.)

Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarse
para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca
Amor divinizado que se va.

Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos,
ya no se endulzará junto a ti mi dolor.

Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
y hacia donde camines llevarás mi dolor.

Fui tuyo, fuiste mía. ¿Qué más? Juntos hicimos
un recodo en la ruta donde el amor pasó.

Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame,
del que corte en tu huerto lo que he sembrado yo.

Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.

...Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.

LO FATAL


Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.


Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...


Rubén Dario

SOY


Soy el que sabe que no es menos vano
que el vano observador que en el espejo
de silencio y cristal sigue el reflejo
o el cuerpo (da lo mismo) del hermano.

Soy, tácitos amigos, el que sabe
que no hay otra venganza que el olvido
ni otro perdón. Un dios ha concedido
al odio humano esta curiosa llave.

Soy el que pese a tan ilustres modos
de errar, no ha descifrado el laberinto
singular y plural, arduo y distinto,

del tiempo, que es de uno y es de todos.
Soy el que es nadie, el que no fue una espada
en la guerra. Soy eco, olvido, nada.

Jorge Luis Borges

SI LLEGO A MORIR



Si llego a morir
Y todo sigue igual
Si simplemente hay bronca
Y todavía se espera que acabe todo esto
Que parece que nunca acabará.

Si llego a morir así
De muerte suave y tranquila
Antes que la tristeza
Este terminantemente prohibida
Por decreto oficial.

Si todavía hay compañeros
Que son perseguidos
Por hacer de la alegría su bandera
Si no hay puños en alto
Si no hay flores y risas de festejos
Si llego a morir así, mi amor
No me llores...
No vale la pena