martes, 7 de agosto de 2007

La luna


La luna se puede tomar a cucharadas o como una cápsula cada dos horas.

Es buena como hipnótico y sedante y también alivia a los que se han intoxicado de filosofía.

Un pedazo de luna en el bolsillo

es mejor amuleto que la pata de conejo:

sirve para encontrar a quien se ama,

para ser rico sin que lo sepa nadie

y para alejar a los médicos y las clínicas.

Se puede dar de postre a los niños cuando no se han dormido,

y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna debajo de tu almohada y mirarás lo que quieras ver.

Lleva siempre un frasquito del aire de la luna para cuando te ahogues,

y dale la llave de la luna a los presos y a los desencantados.

Para los condenados a muerte

y para los condenados a vida

no hay mejor estimulante que la luna en dosis precisas y controladas.

Jaime Sabines

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