jueves, 3 de enero de 2008

LA LUZ DE UN FOSFORO


Nos encontramos, tú y yo,
y a conversar nos detuvimos.
Un algo raro tenías cuando callabas,
cuando reías...
La esgrima sentimental
al fin surgió la tarde aquella.
Después... ¡qué poco quedó!
El viento todo lo llevó...
La luz de un fósforo fue
nuestro amor pasajero.
Duró tan poco... lo sé...
como el fulgor que da un lucero...
La luz de un fósforo fue,
nada más, nuestro idilio.
Otra ilusión que se va del corazón
y que no vuelve más.
En todo, siempre el color es
del cristal con que se mira.
De rosa, yo te veía,
cuando callabas, cuando reías.
Después, con otro cristal,
cambió el color y ya no eras...
La vida es toda ilusión
y un prisma es el corazón.



Enrique Cadícamo

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